Me estaba acordando la casa de mi abuela materna.
Me acuerdo de la última vez que la vi y de donde estaba cuando me enteré que había fallecido, no me acuerdo que día fue, pero recuerdo perfectamente que estaba haciendo ese día.
La última vez que pise esa casa ya no vivía nadie de la familia, ahora era propiedad de un banco y traté de asomarme lo más que pude dentro para ver como la habían transformado, pero yo no veía eso, yo veía los recuerdos que me quedaban de cuando nos ibamos de niños a pasar la navidad o las vacaciones a casa de mi abuela. Me acuerdo del pino que estaba afuera de la casa y de como me gustaba arrancar las hojas para jugar con ellas.
Esta última vez que estuve en Guadalajara pasamos cerca de ahí y a lo lejos vi el pino, fue como si le hubiera dado cinta a un cassette VHS y me sentara viéndolo. Me gustaban los días de lluvia por que en el jardín salían babosas, me gustaba agarrarlas y ponerlas en fila simulando que iban a competir, cosa que jamás sucedia y en vez de eso la curiosidad me ganaba y lentamente acercaba el dedo hacia sus ojos, notaba como se encongían para después esconderse en el caracol.
Siempre me llamó la atención el patio junto a la cocina y que siempre mi abuela tenía montones de cocacolas listas para meterse al refri. A pesar de eso creo que nunca la conocí lo suficiente. Me gustaba ver sus fotos de viaje al rededor del mundo, en especial una en Granada.
Creo que tenía 10 u 11 años cuando me dijeron que se adelantó en el camino; y no fui, mejor dicho no me quisieron llevar a Guadalajara.
Ella es una de esas personas que hacían que la casa fuera diferente. Siempre diferente.
Cada que leo Can Mayor me acuerdo de esa casa, ese es el nombre de la calle.
1 comentario:
aww...yo gracias a Dios tengo a mis abuelas con vida pero igual me identifiqué con tu post por la casa de la abuela de mi prima q murió en 2009...yo la quería tanto y saber q ya no pisaré nunca más esa casa me da mucha tristeza =(
en fin! Así es la vida! Saluditosss! =)
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