lunes, enero 05, 2015

Al filo del origen

En los últimos meses estuve leyendo al filo del agua, la novela del escritor jalisciense Agustín Yañez. La cual puedo decir, me produjo un sentimiento de nostalgia y melancolía por ser situaciones que más de alguna vez me tocó ver en Lagos.

En su obra retrata la vida de una población del estado de Jalisco, nunca detallan cual es. Lo que me parece destacable es la capacidad de retratar y capturar la esencia del poblado. Desde el primer momento pareciera que se trata de un lugar impasible donde hasta el viento pareciera ser un cómplice sin tiempo en la cosmética del lugar.

A lo largo de la historia nos adentra a la vida de la iglesia y sus párrocos, las envidias, el poder de cada uno sobre la feligresía, la doble moral. La humanidad de estos y las tentaciones con las que vivían.

También se comenta la vida de los habitantes, las intrigas, el profundo deseo de las mujeres por casarse, las pasiones guardadas, el sentimiento de abandono, la soledad, el amor, el desasosiego, el barullo colectivo y la muerte. Cada uno de estos es hermosamente retratado en personajes que son amados y otros que son odiados al grado de desear la muerte; generalmente esto último siempre por personas que asisten a la iglesia a escuchar la misa y confesarse. Uno de los engranes principales y sobre lo cual se centra es la iglesia, este centro de culto donde se manejan los hilos del pueblo, los que azuzan, prometen, o infunden temor para que la población deje de lado la tendencia de comportamiento salvaje, ominoso.

Éste fue un viaje a los poblados de Jalisco, el que mantiene al filo de la expectación, la nostalgia. El destino.