Haciendo memoria ya desde que llegué a la monstruosa ciudad recuerdo que mi cambio de ciudad no fué pesado, tampoco me costó trabajo acostumbrarme, poco a poco me fué ganando la ciudad y después fuí conociendo personas que hacen la estadía más amena,
Los recuerdos inician desde Lagos, tenía apenas 2 semanas de haber terminado el posgrado en León y no tenía ni pinche idea de que sería mi futuro, planes había muchos, lo que no era dinero para concretarlos, en ese tiempo no faltaban las salidas repentinas a alguna exposición, ni los juegos de fut, ni tampoco las visitas cada sábado a la estación de radio para dar nuestro programa, no se escapan los viajes relámpago y mucho menos las desveladas.
Una tarde como cualquier otra mientras buscaba señal para conectarme a internet recibí la llamada que cambiaría el curso que llevaba mi vida, las palabras fueron cortas "tienes cita mañana a las 11 am en telmex" era mi tío quien me instruía a salir esa misma noche. No sabía a lo que me enfrentaría ya que no es lo mismo estar de visita que vivir en la ciudad del eterno movimiento. Sin más llegué a la casa agarré lo necesario de ropa, dinero, compré boleto y en ese ratito la noché llegó y la hora para partir era cada vez más cercana. Llegó.
La ciudad me esperaba, un taxi a las 5 am, y mi destino final a solo 25 minutos, un cuarto me esperaba, el cuarto de mi primo, mi maleta cargada con grandes expectativas, ropa, cámara y los recuerdos que traía conmigo. El primer enfrentándome al cambio y desde luego la explicación para agarrar el metro, me dijeron textual: como no te podemos andar llevando y trayendo desde hoy aprender a andar en metro, si más que una explicación y casi casi la bendición. Sobra decir que me fué bien y no me perdí. Pero me impacto la cantidad de gente que iba y venía con caras de pedo.
Al paso de los días era irme hasta parque vía y reforma, tramites, papeles, fotos, firmas, correos y entrevistas, todo fué tan rápido que al día siguiente de entregar documentación firme el contrato y me presentaba al día siguiente. Otro mundo... el de las oficinas, no faltaron los que me dijeron ¿por qué estás aquí, por que no te quedaste en tu tierra?, ¿cómo entraste?, ¿te gusta aquí? el ambiente oficisto es otro pedo, hay todo tipo de personas pero después te vas dando cuenta de eso. Me topé con muchos que querían salir tempra, pero el rey indiscutible era mi entonces jefe. Mi primera semana, un sábado y los problemas aparecieron, ¿chingaos que iba hacer? y no me contestaba su celular. Pero también aprendí que el usaba todo tipo de pretextos para escaparse, para ese tiempo yo ya me la rifaba y cuando había broncas no eran causadas por mí, con lo que me castra depender de otras personas para hacer mi trabajo.
En la casa pués básicamente no estaba en todo el día, entraba a las 11 am y salía a las 9 pm, de lunes a domingo con un día de descanso, el miércoles.Esa semana fué cuando conocí la comida corrida, yo no sabía que era, como se pedía y esas madres que ahora me parecen una tontería. ¿a cuánta gente más le habrá pasado?
Esos miércoles los agarraba de chiquitour, no me faltaba donde ir, ni a donde perderme. La primera salida que hice fué al castillo de Chapultepec, lo chingón es que no había casi gente y no había una bola de morritos escribiendo la explicación de los objetos sin pensar en lo que decía el texto, me encontré que no toda la gente de aquí es malvibrosa o culerosa. Sino que hay gente que se rifa y hace las cosas distintas y no se anda quejando por todo lo que pasa. Esa primera semana el primer paro que me hicieron fué en el IMSS, aunque usted no lo crea. El tramite para la la preafilición cerraba a las 3 pm y que llego a las 3.05 y me dijeron , ya pelaste campeón es hasta las 3, yo creo que puse cara de "hijos del avestruz, ya me van atorar estos de la documentación" y le digo, hagame el paro, tengo que llevarlo para que me contraten, nomás saco un cuaderno, le apunto un número, -présteme su ife, ya está... cosa de 2 minutos y yo a mis adentros dije: ya chingué. Ahí descubrí que los burócraras también tiene corazón, de pollo pero tienen. Al menos ese don que me hizo el paro sí.
Después, todo fué fluido, ¿me empezaba a hacer ermitaño?
Al paso del tiempo haciendo memoria hasta el día de hoy, me ha tocado pasar por situaciones que yo sé que en otros lugares no me hubiera encontrado, me gusta vivir la ciudad. Lo único que trato de evitar es agarrar taxi cuando es quincena, vale doble si es viernes y está lloviendo. Es la muerte.
Los primeros días quedan como recuerdo imborrable, incambiable, la historia que podría contar cualquier día y en cualquier lugar.
Ái se ven.
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