sábado, marzo 23, 2013

Fuí a Oaxaca

El trabajo me llevó al estado de Oaxaca, maravilloso he de decir.

Mi primer encuentro fue un lugar llamado Miahuatlán, lugar muy pequeño, el lugar de la reunión laboral. No sucedió mucho ahí, la magia empezó a darse al salir de ahí, me tope con nombres de poblaciones llamativas, recuerdo mucho Ánimas Trujano, hace algún tiempo vi una película llamada así; otro lugar llamada San José del Llano grande, y otro llamado Ocotlán, si, como el que se encuentra en Jalisco.

No puedo decir sino que me maravilló el centro de Oaxaca.


No me podía estar quieto, aún ese día aunque me desperté a las 3.45 am, el viaje de 8 horas por carretera, la reunión, el regreso a Oaxaca y demás tuve la suficiente energía para salir a caminar por la noche, esa emoción por conocer el lugar que a inicios de año se convirtió en uno de los objetivos para visitar. En la noche no había mucho movimiento, pero la iluminación de las calles, iglesias, parques y demás se prestaba para grabar el recorrido, si a eso le sumamos que llevaba audifonos la experiencia fue gratificante, en especial cuando sonó Explosions in the sky y mono.

Al llegar al zócalo de Oaxaca me quité los audifonos y pretendí que el ambiente, la vista, el clima frío y demás me contagiaran, lo disfruté enormemente.

Al día siguiente se armó tour de nuevo, no como hubiera querido, pero disfrutable al fin. Santa María del Tule fue el lugar, el famoso árbol del tule, imponente debo decir.


De ahí me traje sabores, muchos. Sobre todo los de la crema de mezcal y el helado, tan solo de recordarlo dan ganas de regresar.

El resto de la tarde se pasó caminando.


La primer parada fue el museo textil,  después el convento, el museo del pintor oaxaqueño, el zócalo, una deliciosa cena de tlayudas con chocolate-atole y para cerrar un sabroso mezcal.

Aquí el dependiente de la mezcalería Los amantes, ampliamente recomendado, pregunten por Leo y de paso que les cuente la historia del lugar, el lugar es acogedor y se presta para la plática. Sobra decirlo, pero pienso regresar.

Al día siguiente no me quedé con las ganas y agarré tour a Monté Alban, la fabrica de alebrijes, la fabrica de barro negro y el monasterio de Cuilapam, o donde fusilaron a Vicente Guerrero.


Regresando del tour me dió tiempo para ir centro cultural, Santo Domingo, el museo de arte contemporáneo y a seguir comiendo.


¡Que magníficos lugares!, aunque me la pase en la calle practicamente desde que llegué me faltaron lugares por conocer, así que ya regresaré para seguir con la tradición de seguir conociendo.

Los arcos, este lugar es la sensación para acercarse por un cafe y disfrutar un buen rato, en la tarde-noche empieza a tocar un mariachi, lo cual ameniza el momento.

¿Qué si regresaría a Oaxaca? No lo pensaría 2 veces, eso si, la próxima vez trataré de irme en avión.

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