De toda la fauna de personas que nos podemos encontrar en cualquier momento son las que se autoetiquetan y de ahí no las mueves. Opinan mucho y siempre creen tener la razón de lo hablan; este es el caso del chico geek.
El que ya leyó todo, ya lo vió todo, ya lo escuchó todo, sin embargo eso no le quita ser pedantes por naturaleza.
Esta es la historia de Frankie, el chico geek.
Como todos los autodenominados geeks, Frankie en un puntó paso de ser un ermitaño a querer ser chico fresco y salir a buscar diversión con la gente de su nivel 'intelectual'. Solo que ninguna persona a su parecer estaba a su alcance y los tachaba a todos de ignorantes.
La anécdota.
En un lejano 2005 era tiempo de ir al programa de radio; estaba en el centro con Fer y Frank, y de la nada salió Frankie, con aquel peinado de librito y su expresión de: chinguen a su madre todos.
En la platica salió que nos debíamos ir a la estación y lo invitamos, aún me da risa recordar ese pasaje, parece que nunca se había subido a un auto y le habían acelerado. La estación se encuentra en la parte alta de la ciudad y al ir tarde pues la necesidad de velocidad en un camino nada transitado se hizo evidente, le aceleró Fer; nadie se esperaba la reacción de Frankie, parecía que se empezaba a convulsionar pero no, solo se emocionó al punto donde tembló frenéticamente y con los brazos hacía ademán de: tengo el poder.
Para cuando llegamos a la estación Frankie era la representación misma del éxtasis.
Ya en la estación y en uno de los cortes empezamos a platicar y Paco, el locutor, le preguntó:
P: Iván, ¿dónde aprendiste a leer?
I: a leer ¿que?
P: pues a leer
I: si, pero que
P: a leeeeeeer,
I: pero a leer que
P: ¬ ¬
P: a leer, cualquier cosa, ¿dónde aprendiste?
I: pero que cosa
P: djfhasljfhlsjhflhsd
Y pues nunca supimos donde aprendió a leer, algo tan trivial lo hizo complicado. Aunque no deja de ser gracioso por que fue verdad.
En la prepa ese Frankie, era un personaje, no hablaba con nadie, pero siempre iba con una cangurera, hasta con los entrenamientos de fut la llevaba, se dice que en esa cangurera llevaba el universo.
Una plática con el era sumamente bizarra y exasperante. Sin embargo el nunca se equivocaba, siempre tenía la razón en todo, y su justificación era: soy geek, algo que nadie entiende, solo yo.
Esa vez de la estación fue la última vez que platiqué con él. Hace poco lo vi, estaba con un grupo de amigos de amigos geeks al parecer, no lo salude.
De ese 2005 a la fecha tal parece que denominarse geek está tan de moda como la gente que dice ser bipolar y en realidad solo es pendeja.
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