- Nada es tan mio como lo es el mar cuando lo miro.
Esas palabras de Elías Nandino me acompañaron en el último viaje que realicé a la playa.
Me parece fascinante la cantidad de pensamientos que vienen a mi mente al estar parado frente al mar. En un momento pensé que el mar envidiaba la tranquilidad del río, y éste, su bravura. Pese a todo, agua son.
Las olas reventando sobre la arena son infinitas, como los números.
Me gusta que a cualquier hora haga escuchar su voz de volcán, la que envuelve, la que habla al oído y después se convierte en música con sus notas altas y bajas, la que hace que por la noche contemplemos con perfecto ritmo las estrellas.